La cultura popular está llena de superhéroes y villanos que pueden ver sus mundos en infrarrojo. Superman puede hacerlo, al igual que el temible Predator. Lamentablemente para nosotros, la capacidad se ha limitado a los cómics y el cine. Sí, el ojo humano es una maravilla en sí mismo, pero la capacidad de ver más allá del espectro visible no está dentro de sus capacidades.
Sin embargo, un grupo de científicos chinos podría haber cambiado eso, creando una nanopartícula inyectable que proporciona una visión sobrehumana.
Investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China y la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts desarrollaron una “nanopartícula ocular” que puede detectar la luz infrarroja cercana (NIR, por sus siglas en inglés). Luego la inyectaron directamente en los ojos de unos ratones. Su estudio, publicado en la revista científica Cell a fines de febrero, muestra que los ratones recibieron una “supervisión”, lo que les permite ver más allá del espectro visible, sin ningún efecto en su visión regular.
Esencialmente, han creado un Súper Ratón.
Los ojos del ratón, al igual que los ojos humanos, se limitan a ver “luz visible”, que constituye solo una pequeña parte del espectro electromagnético. Típicamente, nuestros ojos solo responden a longitudes de onda en el espectro entre aproximadamente 400 y 700 nanómetros. Las longitudes de onda más largas que 700 nanómetros son invisibles para nosotros y están designadas como “infrarrojas” (e incluso las longitudes de onda más largas son cosas como microondas y ondas de radio, que ciertamente no podemos ver).
Para permitir que el ojo del ratón pueda ver en infrarrojo, el equipo desarrolló una nanopartícula que cambiaría la longitud de onda de la luz infrarroja entrante (a 980 nanómetros) a una longitud de onda detectable por las células en el ojo (535 nanómetros). La nanopartícula es tan pequeña que puede inyectarse en el ojo interno donde se adhiere a las células de la retina, las responsables de convertir la luz en señales eléctricas que pueden ser interpretadas por el cerebro. Y al cambiar la longitud de onda a 535 nanómetros, el ojo del ratón debería poder detectar la luz infrarroja que alguna vez fue invisible como un brillo verde.
Los investigadores probaron si el ratón podía detectar la luz al evaluar sus pupilas. Cuando se exponen a la luz, las pupilas del ratón (y las de los humanos) se contraen para regular la cantidad de luz que entra al ojo. Si las nanopartículas funcionaran, los científicos deberían poder hacer brillar la luz infrarroja invisible en el ojo y seguir viendo cómo se contraen las pupilas.
Y eso es exactamente lo que ocurrió, dando origen al Súper Ratón.
No solo eso, sino que el equipo llevó a los ratones a una serie de laberintos de agua en un esfuerzo por determinar si podían distinguir los patrones visuales en la luz infrarroja para encontrar una plataforma oculta. Entrenaron a los ratones para asociar un patrón de luz infrarroja con la plataforma y luego probaron los ratones inyectados y los ratones no inyectados para ver cómo les fue.
Los ratones que no recibieron las inyecciones oculares solo encontraron correctamente la plataforma el 50 por ciento del tiempo, pero aquellos con las nanopartículas en sus ojos pudieron hacerlo aproximadamente el 80 por ciento de las veces, incluso en la oscuridad. Además, las nanopartículas continuaron funcionando durante hasta 10 semanas sin efectos secundarios residuales ni daños a largo plazo en la visión normal.
Debido a que la nueva tecnología es compatible con la visión normal, podría proporcionar una nueva forma de mejorar la visión de los mamíferos o incluso abrir nuevas vías para reparar la visión normal.
Pero todavía hay mucho camino por recorrer antes de que obtengamos los niveles de visión infrarroja que vemos en los héroes de los cómics e historietas. Las nanopartículas utilizadas en este estudio solo captan una longitud de onda infrarroja muy específica; cualquier cosa fuera de esto permanecerá invisible.
Es improbable saber si este proceso se puede replicar dentro del ojo humano, pero sí es un paso para entender si la nanotecnología puede ayudar a mejorar la visión de los roedores y, en un futuro, imaginar cómo estos avances tecnológicos y científicos pueden ayudar a la vida humana.