Por: J. J. Rubiano “Desde la Orilla del Mar”
El fascismo fue un movimiento político y un tipo de Estado de carácter totalitario, autoritario, antiliberalismo, antimarxismo y antidemocrático; creado por el dirigente italiano Benito Mussolini, que se impuso en la Europa de entreguerras, y parece que es hacia allá donde nos quiere llevar esta línea de gobierno, que desde la ultraderecha se está abriendo camino desde el 2002 en Colombia.
Y esto no significa que esté de acuerdo con la otra que orilla, es decir con la izquierda ortodoxa, que nunca ha gobernado, pero a la que extrañamente, esa derecha fascista responsabiliza de todo cuanto sucede.
¿Que no vamos camino al totalitarismo autoritario y antidemocrático?
Fíjense que sí y los últimos hechos así lo demuestran.
No es acaso autoritarismo que el Fiscal se crea que, por ostentar esa dignidad, puede hacer lo que se le dé su regalada gana con los recursos del Estado y utilizarlos para su beneficio solo porque –según él- es el segundo cargo más importante del país. ¿A propósito, quién dijo que la fiscalía es el segundo cargo en importancia del país?
No es acaso autoritarismo que nuestro fiscal –por cierto, muy amigo del presidente- diga que seguirá viajando en compañía de su hija cuantas veces quiera, porque antes que Fiscal es papa. ¿Qué papa saca a su hija en medio de una pandemia para ponerla en riesgo de contagio?
Será que no es antidemocrático que desde la Fiscalía se privilegie casos de investigación que tienen que ver con el gobierno nacional como la “ñeñepolítica”, Odebrecht o Reficar, en donde están involucrados miembros del gobierno para mantenerlos engavetados y no darles el curso que la Ley manda.
El viaje a San Andrés del Fiscal y Contralor acompañado de sus consortes y varios funcionarios y el cual está lleno de contradicciones que demuestran que, realmente no era un viaje de trabajo sino un fin de semana en familia en la paradisíaca isla del caribe, es un motivo para que en cualquier país que se precie de ser un Estado de derecho, estos funcionarios renuncien, pero hay que ser honestos y reconocer que aquí no va a pasar nada, por lo mismo, porque somos un país autoritario, totalitario y antidemocrático.
Pero eso no es todo, las últimas acciones de ese ente judicial dejan mucho que desear en cuanto a su independencia frente al gobierno de Duque.
Por ejemplo, como se entiende que quienes descubrieron las comprometedoras grabaciones que “eventualmente” estarían demostrando que sí hubo una compra de votos para favorecer a la campaña del actual mandatario de los colombianos, estén privados de la libertad y quienes cometieron el hecho estén gozando de libertad.
Tampoco se entiende cómo es posible que hubiese sido la misma fiscalía la que no hubiese actuado con el mayor rigor en el delito que se le imputo a los siete soldados que abusaron de una menor indígena y que escandalizan al mundo.
No lo duden que este escándalo no va a parar aquí, porque la indignación que hay en los colombianos – no solo por el hecho de las inconsistencias del paseo a san Andrés-, sino por la prepotencia como actuó el fiscal, actitud que es muy normal en los fascistas y si no miren como actúan los miembros de un partido político en Colombia.
Con todo lo que hoy pasa, creo que esa derecha fascista se está ahogando en su propio veneno y más temprano que tarde caerá, ojalá que no sea para suba la izquierda ortodoxa, sino para que se construya un país de centro y con oportunidades para todos.