Por: J. J. Rubiano “Desde la Orilla del Mar”
Desazón, desespero, impotencia, agonía, dolor y tristeza, pueden ser algunos de los calificativos de lo que hoy sentimos muchos colombianos, que vemos a diario como el país se sigue desboronado ante las mentiras constantes de un gobierno que no busca sino el beneficio del circulo que lo rodea.
Quisiera que todo fuera mentira, pero lamentablemente no lo es, y los hechos así lo demuestran.
Un gobierno mentiroso porque desde su inicio ha manifestado públicamente que respalda el proceso de paz –que bien o mal hecho- se firmó en la Habana, entre el Estado y un grupo alzado en armas, pero sus acciones demuestran que poco o nada le interesa ese proceso de paz y reconciliación.
Una muestra de ello, es la forma como reta a la opinión publica demostrando su poder dictatorial, al nombrar en la dirección de la unidad de victimas precisamente, al hijo de un reconocido jefe del paramilitarismo en Colombia.
Sí, es cierto que los delitos no se heredan y no son de sangre, pero en el único cargo en donde no se podía nombrar al hijo de “Jorge 40” era en ese, y el gobierno lo sabía y por eso lo hizo, para retar a los colombianos y demostrar su poder dictatorial, en un “supuesto” Estado de derecho democrático.
Pero este no fue el único hecho del gobierno para mandar el mensaje que la paz no es su objetivo.
Ahora –y como una bofetada a los colombianos, organizaciones de derechos humanos y la misma comunidad internacional- nombra en el Consejo Nacional de Paz a la reconocida opositora y hoy senadora de la derecha representada en el Centro Democrático, Paloma Valencia, como su representante.
Semejante afrenta al derecho a la paz que tenemos los colombianos y que está consagrado en nuestra Constitución Política, no es sino una muestra más del poder de una dictadura de facto que tiene establecida el gobierno de Duque, lógicamente orquestada y manejada, tras “bambalinas”, por la ultraderecha fascista que quiere apoderarse del país.
Aquí la Ley no importa, importa lo que quiera y beneficie al gobierno.
Pero si esto fuera poco, también hoy tenemos que lidiar con un fiscal de bolsillo, que por las acciones que se están viendo, actúa más por las conveniencias y las necesidades del su amigo presidente, que por lo que impera en la justicia.
Por un memento -y pese a lo que decía todo el mundo- yo creía en el fiscal, pero me equivoqué.
Tres acciones realizadas por la fiscalía dejan al descubierto que es así.
Por ejemplo; designar dos fiscales especializados para adelantar una investigación contra la alcaldesa de Bogotá por una infracción del Código de Policía, fue una muestra clara que, desde la fiscalía, querían bajarle la popularidad y el protagonismo a la alcaldesa López, que superaba – en esos momentos- al mandatario de los colombianos.
Ahora nos sorprende con la orden de captura contra los dos investigadores que descubrieron las grabaciones, que eventualmente estarían comprometiendo a la campaña de su amigo Duque en la compra de votos.
Pero como esta noticia resultaba ser un “boom” incomprensible y que rechazaría todo el mundo, no dudo entonces en generar otra noticia que tuviera mayor impacto y echara “humo” a la incomprensible acción, entonces se ingenió emitir orden de captura contra el gobernador de Antioquia por hechos sucedidos hace quince años. Logró su objetivo, toda la atención se volcó a la situación de gobernador y lo del ñeñe; bueno lo del ñeñe en la cárcel están los que descubrieron el delito y en libertad quienes eventualmente lo cometieron.
Ahora si entiendo porque Duque no dice Colombia sino Polombia, esto es un circo.