Por: Antonio José Rodríguez Támara
“Un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, el conocimiento y la sabiduría en los alumnos”. Ever Garrisson
La realidad de nuestro sistema educativo colombiano demuestra una vez mas de qué están hechos los docentes hoy; la situación local, nacional y mundial a causa del Covid-19 ha generado un sin número de nuevas propuestas en los distintos campos laborales que en un Estado o nación se dan, esto llegó a cambiar dinámicas, estrategias y empleos; el proceso educativo no está excepto de tal circunstancia y para ello se avecinan transformaciones en la planeación pedagógica, que evidencien el potencial en el conocimiento didáctico del contenido (CDC) – modos en que los docentes comprenden y representan los temas disciplinares–MEN, el trabajo colaborativo, la didáctica y la flexibilidad del docente al momento de presentar el trabajo a desarrollar con los estudiantes en etapa de confinamiento y distanciamiento social, a esto se suma que el proceso se debe articular con el uso de herramientas tecnológicas y conectividad – escasas en zonas rurales – es por ello, que hoy los directivos y docentes debemos autoevaluarnos teniendo en cuenta los siguientes aspectos: ¿será que los docentes de hoy en pleno siglo XXI, estamos preparados para interactuar con nuestros estudiantes a través de la virtualidad?, ¿los docentes poseemos las herramientas apropiadas para articular el proceso educativo con las competencias a desarrollar en los estudiantes?, ¿el proceso educativo a desarrollar desde la virtualidad tendrá un impacto positivo en los aprendizajes?, ¿las herramientas, recursos e insumos a utilizar son articulados con las necesidades y expectativas de nuestros estudiantes?, ¿se tienen en cuenta los ritmos de aprendizaje de los estudiantes y las NEE al momento de planear las estrategias a desarrollar?,¿nuestras comunidades educativas están preparadas para realizar trabajo desde casa articulado con TIC? ¿somos garantes de fomentar acciones acordes al enfoque pedagógico institucional?
Todos estos interrogantes nos generan una serie de inquietudes que nos invitan a reconocer de forma pertinente el entorno y el fortalecimiento de la interacción Docente – Estudiante – Padre de familia – Escuela, con esto se debe tener claro que el centro del proceso es el Estudiante, por lo que el docente como mediador, guía u orientador debe transformar sus practicas y dinamizar sus estrategias, las cuales deben ser coherentes con el plan de estudios, motivar el desarrollo de competencias de los estudiantes, implicar a las familias y ser factibles para las circunstancias del docente y sus estudiantes.
Además, siempre encaminadas a fortalecer aprendizajes y que éstas se puedan articular con una evaluación formativa, la filosofía y principios institucionales que de una u otra forma son artífices de la transformación de la realidad de los estudiantes. Esta problemática trae consigo una serie de retos y desafíos tanto a la directiva de las instituciones educativas, los docentes, estudiantes y las familias, para ello se debe trabajar en equipo con el objeto de lograr un desarrollo eficiente del proceso educativo institucional a luz de los aprendizajes, el uso de recursos, el enfoque pedagógico, las características del contexto sociocultural, las necesidades y expectativas de los estudiantes; así juntos lograremos avanzar hacia una excelencia educativa participativa e inclusiva, con el diseño de actividades innovadoras que puedan intervenir eficientemente en el mejoramiento continuo y que a su vez nos permitan afrontar con dinamismo la propuesta pedagógica flexible acorde a las condiciones sanitarias y de cuidado social que ha generado el desarrollo del Covid-19 en todo el nacional e internacional.
¡Quédate en Casa¡