El sector cultural es, sin duda, uno de los más golpeados por la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus: desde que se inició la emergencia sanitaria mundial, se han cancelado o pospuesto cientos de eventos masivos como conciertos y festivales, dada la facilidad con la que el virus se transmite de persona a persona.
Considerando ese contexto crítico, el Gobierno nacional, en cabeza del presidente Iván Duque, estableció una serie de medidas para auxiliar a quienes viven de la cultura en nuestro país mediante el Decreto Legislativo 561 de abril de 2020. Esta es “una medida de carácter temporal, para mitigar los efectos económicos derivados de la propagación del coronavirus, COVID-19, en materia de subsistencia para los artistas, creadores y gestores culturales”.
La primera medida consiste en la “destinación transitoria de los recursos del impuesto nacional al consumo con destino a cultura. Se trata de los recursos del mencionado impuesto girados a la vigencia de 2019 que a la fecha de la expedición del decreto no se encuentren ni comprometidos ni ejecutados y que se giren durante la vigencia de 2020 por parte del Ministerio de Cultura a los departamentos y al Distrito Capital “deberán destinarse transitoriamente para contribuir a la subsistencia de los artistas, creadores y gestores culturales que demuestren su estado de vulnerabilidad”.
Incentivos económicos para los artistas, creadores y gestores culturales. “Los responsables de la cultura de los departamentos y el Distrito Capital deberán ordenar transferencias monetarias no condicionadas o incentivos económicos a los artistas, creadores y gestores culturales que demuestren su estado de vulnerabilidad”. Hay que decir que los beneficiarios no podrán estar en los programas Familias en Acción, Protección Social al Adulto Mayor, BEPS para creadores y gestores culturales, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario o de la compensación del IVA. Estas transferencias podrán efectuarse solamente hasta el 31 de diciembre de 2020.
El Decreto Legislativo llega tras una lluvia de peticiones de músicos, organizadores de eventos y artistas en general, que solicitaban desesperadamente ayuda a los gobiernos para poder sostener a sus familias.