Año tras año, los feligreses demuestran su fe a la Virgen de la Candelaria, siendo Magangué una de las poblaciones con mayor devoción a esta “morena” que además tiene mezclada mitos e historia que acompaña a su legendaria figura.
La Fiesta de “La Candelaria” se celebra cada 2 de febrero, coincidiendo con la celebración de la presentación del Señor y la purificación ritual de la Virgen María. A mediados del siglo V esta celebración era conocida como la “Fiesta de las luces”.
La advocación mariana de la Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria tuvo su origen en Tenerife (España). Según la tradición, la Virgen se apareció en 1392 a dos aborígenes “guanches” que pastoreaban su rebaño. Ellos al llegar a la boca de un barranco, vieron que el ganado no avanzaba.
Uno de los pastores avanzó para ver lo que pasaba y vio en lo alto una pequeña imagen de madera de una mujer, como de un metro de alto. En la imagen, la señora portaba una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho, mientras que el pequeño llevaba en sus manos un pajarito de oro.
La Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, y se venera en la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria en Tenefire. Más adelante, esta devoción se extendió y llegó también a toda América.
La Virgen Morena, patrona de Magangué
En el nicho principal del altar mayor se encuentra la imagen de la Candelaria. Es cuadro que mide un metro y 46 centímetros, de largo, por uno y cuatro de ancho, enmarcado en un precioso marco antiguo sobre dorado, de doce centímetros de ancho; pero este no se ve, porque lo cubre otro marco sobrepuesto de pura plata repujada, de veinte centímetros de ancho.
El cuadro de la Virgen De La Candelaria fue entronizado en la antigua Iglesia Parroquial de su nombre, el 8 de diciembre de 1772, veinte años antes de la terminación del templo, el 9 de octubre de 1972.
La imagen de la Virgen de la Candelaria fue traída por N. Monroy, un febril devoto quien se distinguió por la persecución a que sometió a los indios del Cerro de Corcovado hasta reducirlos a una esclavitud inhumana. Según el historiador Guillermo Hernández De Alba la imagen de autor anónimo y edad desconocida estaba en un lienzo que fue colocado en una hornacina en la primera Ermita que tuvo Magangué.
Pero el cuadro colonial y original, ha jugado un papel fundamental en la historia de Magangué. Pintado en España con unos rasgos intencionadamente indígenas y una piel cobriza tanto en la Virgen como en el Niño Dios de brazos. Su propósito era facilitar la evangelización de los indígenas.
El cuadro de la Virgen es mencionado por el obispo Diego de Peredo en su visita pastoral de 1772. Y en 1775, cuando Antonio de la Torre y Miranda refundó el pueblo y trazó sus calles lo bautizó Nuestra Señora de la Candelaria de Magangué, en claro homenaje al cuadro, castellanizando el nombre indígena inicial de Maganguey y aboliendo el de Baracoa, como había sido llamado por el encomendero de origen portugués Diego de Carvajal
La guerra de los mil días
En la guerra de los Mil Días, las tropas del Gobierno superaron a los revolucionarios liberales en el control fluvial del Magdalena. La pieza mayor de los conservadores era un vapor acorazado, el Hércules, que además de su blindaje contaba con cañones y ametralladoras.
Las tropas del general Rafael Uribe Uribe ingresaron por tierra a Magangué en la madrugada del viernes 21 de septiembre de 1900, y pronto ganaron posiciones estratégicas, entre ellas la torre y el techo del templo parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria. Las tropas uribistas se enfrentaron entonces con dos frentes conservadores.
En los combates, la iglesia sufrió serios destrozos, incluso el venerado lienzo de la Virgen de la Candelaria fue atravesado por una bala de fusil.
La Virgen y el Mohan
De la patrona de Magangué se dice que ella es la que contiene al Mohan, ser mitológico que habita en el río Magdalena y de no ser por ella ya habría devorado a toda la población haciendo crecer al río.
Se trata de una legendaria leyenda según la cual bajo el altar mayor del templo de la Candelaria pasa un caudaloso caño que, según algunas personas, iba a convertirse, a la distancia, en el caño Maganguelito o caño Baracoa, que vino a desaparecer más tarde con los rellenos que hiciera la draga Chi-Chau, que variaron totalmente la topografía del barrio Córdoba, eliminando este caño y de paso su histórico y tradicional puente Recuero.
La leyenda dice que la Virgen contenía la figura del Mohán con su pie y de levantarlo las aguas venían a precipitarse sobre la afligida población que sólo volvía a encontrar reposo, cuando, en su pesadumbre, se acordaba un poco de Dios.