Por José Dolores Berrio Berrio. Comunicador Social, Docente, Maestrante en Periodismo Cultural y Articulista.
La Villa de Tacazuan. Con una notoria disminución de peregrinos y feligreses provenientes de toda la nación y países de Sur América y el Caribe, se desarrollaron ayer, las fiestas patronales del perdón de invierno, en la basílica Menor de San Benito Abad, La Villa de Tacazuan. Tanto las misas como la procesión se notaron bastante escuálida, dejando entre ver la disminución sustancial de feligreses a la bajada del Milagroso.
La presencia masiva de personas de votos del Cristo Milagroso a las misas de los domingos y festivos en la parroquia de La Villa de Tacazuan, es la razón más válida, para que en los últimos años, se venga dando la disminución ascendente de feligreses a las fiestas del perdón, tanto de verano como de invierno; incluso, la fiesta del milagroso para los nativos de San Benito Abad, que se celebra el 14 de agosto, también ha venido mermando en cuanto a la asistencia de creyentes.
Según, voceros de los caballeros del Señor de los Milagros de La Villa, consultados por este medio, la disminución de personas durante las bajadas del Cristo Milagroso, se debe a la facilidad de acceso a la Villa de Tacazuan por la vía Sampues – San Benito; San Benito Abad, San Luis de Sincé, Corozal –Sincelejo y, las vías acuáticas que comunican el santuario, con los municipios de las Regiones del San Jorge, la Mojana y el Magdalena.
De igual manera, rechazaron la salida de la procesión de ayer, la cual se dio a la una de la tarde. Los voceros catalogaron la procesión, como un acto de fe, sufrimiento y muerte, al exponerse gravemente la salud de las personas que participaban
Activamente de este ritual religioso
Centenares de feligreses exigieron a los sacerdotes de la parroquia y la junta religiosa respeto por la fe y la salud de miles de votos del Milagroso, los cuales se vieron sometidos a sufrir problemas de salud durante el recorrido de la procesión por las calles de San Benito debido a las altas temperaturas, y el inclemente sol que abrazaba ayer por la tarde a la tierra del Santuario
