Las memorias de Michael Jackson y Leonardo Favio, están en la polémica, por un lado, al rey del pop un documental explora la verdad de los abusos sexuales, y al romántico argentino le señalan el supuesto fuerte vínculo con Pablo Escobar.
El documental de Jackson
La familia de Jackson, que ha criticado duramente ‘Leaving Neverland’, documental que explora las acusaciones de abusos sexuales contra el ‘Rey del pop’, presentaron una denuncia en la Corte Superior de Los Ángeles (EE.UU.) utilizando un resquicio legal para atacar a la cadena televisiva.
La demanda se basa en un antiguo contrato que consiguió HBO en 1992 para emitir ‘Michael Jackson Live in Bucharest: The Dangerous Tour’, un documental sobre un concierto del artista durante la gira de presentación de su disco ‘Dangerous’.
Según el relato de la acusación, este contrato incluía una cláusula por la que HBO se comprometía a no hacer ningún tipo de comentarios o prácticas de cualquier tipo que pudieran “denigrar” a Jackson o sus representantes.
Ese texto legal también incluye presuntamente una condición por la cual el canal debería notificar y consultar a los herederos “si desea emitir programación adicional sobre Jackson”.
Los demandantes exigen que se dé un arbitraje confidencial entre las dos partes, donde los Jackson pedirán una indemnización que podría superar los cien millones de dólares.
‘Leaving Neverland’ ahonda a lo largo de casi cuatro horas en las acusaciones de abuso que rodearon a Jackson: “En el apogeo de su fama, Michael Jackson comenzó una larga relación con dos chicos, de siete y diez años, y sus familias. Ahora ya en la treintena, estos cuentan la historia de cómo fueron objeto de abusos sexuales por parte de Jackson”, dice la sinopsis del filme.
En el pasado la familia Jackson ya había cargado contra este documental.
“Estamos furiosos porque los medios, sin un ápice de pruebas ni una prueba física, eligieran creer la palabra de dos reconocidos mentirosos por encima de la palabra de cientos de familias y amigos en todo el mundo que pasaron tiempo con Michael, muchos en Neverland, y experimentaron su legendaria amabilidad y generosidad global”, dijeron a finales de enero en un comunicado.
“Los creadores de esta película no estaban interesados en la verdad. Nunca entrevistaron a un alma que conociera a Michael excepto a los dos perjuros y sus familias. Eso no es periodismo y no es justo, pero los medios están perpetuando estas historias”, afirmaron los parientes.
Dan Reed, director del documental, reaccionó en enero a las críticas asegurando que si algo se ha “aprendido durante este momento en la historia es que el abuso sexual es complicado y las voces de los supervivientes necesitan ser escuchadas”.
Jackson, que falleció en 2009 a los 50 años por una sobredosis de medicamentos, fue señalado en diferentes ocasiones por presuntamente haber abusado de menores.
Aparece Adrian McManus, exsirviernta del “Rey del Pop”, ha declarado que en varias ocasiones presenció de acciones impropias del artista con jóvenes.
“Vi muchos abrazos, caricias y besos”, fue lo que la mujer citó para un programa australiano que duró 60 minutos.
“Había un lado amable en él, y sin embargo había un lado oscuro”, aseguró cuando se le preguntó cómo era el trato que ella recibía por parte del artista.
McManus, de 56 años años de edad, afirmó que a menudo sacaba la ropa interior de Jackson y de los niños del jacuzzi y los baños de la casa, y vio a los niños caminando apenas vestidos.
Ella dice que encontró vaselina y tampones junto a la cama de Jackson y se dispersó por la casa y recuerda que el cantante tuvo una extraña obsesión con las fotos de niños.
La misteriosa relación entre Pablo Escobar y Leonardo Favio y la sorpresiva revelación de la viuda del narco
Por su parte la historia negra que rodea a la figura de Leonardo Favio tiene que ver con Pablo Escobar.
Amor, rapto, desengaños, furia, infidelidades, cocaína, poder, asesinatos, atentados, muerte, fama y locura. El libro Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar, escrito por María Isabel Santos (antes Victoria Henao Escobar), la viuda del famoso narcotraficante colombiano, oculta entre sus páginas llenas de acción, lujo y tragedia un dato que pasó inadvertido. La mención de un argentino que según ella pasó por la extravagante y fastuosa Hacienda Nápoles de Escobar.
Exiliada en Buenos Aires desde el 24 de diciembre de 1994, Santos -de 57 años- escribió en pocas líneas:
“También estuvo en Nápoles el famoso cantautor argentino Leonardo Favio, quien compartió con Pablo largas noches de farra. Sufrí mucho con su llegada porque mi marido desaparecía días enteros y cuando se iban de la hacienda andaban de sitio en sitio en un lujoso Porsche”.
-¿Por qué lo nombró a Favio?
-Lo nombré a él porque muchas personas pasaron por la Hacienda. Otro conocido cantante vino a animar fiestas. Pero no lo nombraré porque vive.
Eso le dijo la viuda de Escobar a Infobae en la única entrevista exclusiva que concedió.
Del entorno del capo del Cartel de Medellín dicen que Pablo estaba más fascinado con las canciones del artista argentino que con su cine. No había visto Crónica de un niño solo, por ejemplo, pero cantaba con pasión Ella ya me olvidó o Fuiste mía un verano.
“Es más, tiempo después nos encontramos con un colaborador de Favio que nos dijo que para financiar una de sus películas había vendido un Rolex costosísimo que mi marido le había regalado”, dijo la viuda.
Pero ni Escobar ni Favio están vivos como para dar su versión.
La otra versión
Nicolás, el hijo de Leonardo Favio, asegura que la versión de la viuda del famoso narco es falsa. “No sé por qué mancha el apellido y el honor de mi padre”, dice. Nicolás, que también es músico, se basa en el testimonio de su padre y en el libro Pasen y vean, la biografía que Adriana Schettini publicó sobre la vida del artista.
Así relata el encuentro entre su padre y Escobar:
“Una tarde, en una gira por Medellín, mi padre descansaba en la habitación del hotel. Un muchacho se las ingenió para subir y llegar a su habitación. Llamó a la puerta y mi padre atendió.
–Hay papito, mire, vea, disculpe el atrevimiento pero aquí los paisas lo queremos mucho. Tengo un amigo al que le gustaría que usted le autografiara sus discos. Él le estaría eternamente agradecido.
–Encantado –dijo mi padre.
–Usted puede pedirnos lo que quiera, papito, que se lo conseguimos.
–Vengan mañana y le firmo los discos a tu amigo.
Al otro día, el muchacho reapareció en el hotel pero le dijo a mi padre que su amigo no podía bajar del auto.
–Pero maestro, si bajamos estamos dispuestos a todo lo que usted nos pida.
Mi padre bajó más por cortesía que por curiosidad. En el auto vio a un hombre gordito que lo esperaba sonriente y con la colección de discos de mi padre.
–Un honor, don Leonardo Favio –le dijo al hombre robusto mientras le daba la mano.
El muchacho le dijo por lo bajo a mi padre:
–Pida lo que quiera, ir al mejor restorante, pasar una semana en la finca de mi amigo con muchachas y el mejor champán. Usted pida que será tratado como un Rey.
Mi padre le respondió:
–Si quieren vamos a tomar un café a un barcito. Debo volver rápido a la prueba de sonido.
El hombre robusto, que llevaba bigote, le preguntó por Carolita, por Nicolás, por María Salomé, por Perón. Quería saber todo sobre su ídolo.
Le firmó los discos y se dieron un abrazo entre hermanos.
Al poco tiempo, mi padre vio a ese hombre en televisión. Había entrado en política.
–Ese hombre es fanático mío –le contó mi padre a unos amigos.
–¿Sabés quién es? –le aclaró uno de ellos–. El Patrón. El jefe de jefes. Pablo Escobar Gaviria.
Mi padre quedó sorprendido. Años después siguió como un espectador la vida del narco más famoso de la historia. Pero nunca más volvió a verlo”.
El vínculo de Favio con Colombia había comenzado por un accidente. En una de las giras por el país, Favio se resbaló en la bañera de un hotel y se fracturó el fémur. Lo tuvieron que internar en Pereira. Un gran amigo suyo, Jaime Varela, le dio todo lo que necesitaba y se puso a su disposición.
“Mi padre debía recuperarse durante seis meses. Pereira se revolucionó por su presencia. De pronto me llené de amiguitos y Colombia nos adoptó con todo ese cariño de la gente. A mi papá lo amaban: allá era y es Gardel”.