Transcurridos los primeros dieciséis meses de la administración del presidente Iván Duque, queda demostrado que en ese lapso de tiempo no ha demostrado ni tener liderazgo para llevar los hilos del manejo del país, así como tampoco ser un buen administrador de su propio gobierno.
En cambio, en lo que va corrido de su gobierno -que a la fecha muestra los niveles más altos de desaprobación de gestión de gobierno alguno en las últimas décadas llegando a superar el 70 por ciento entre los colombianos- si quedo evidencia y demostrado que le ha incumplido a la nación con muchas de sus propuestas de gobierno que dijo para hacerse elegir.
Por ejemplo, prometió no más impuestos para los colombianos y nos acaban de aprobar una reforma tributaria que al entender de muchos de los mejores economistas, es la más lesiva contra el pueblo, pero –paradójicamente- la que mayores beneficios le entrega a los más ricos de Colombia.
Se trata de voces respetadas como las del director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, el ex director de Anif, Sergio Clavijo y el ex ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quienes han encendido las alarmas. Ellos coinciden en tres temas que, aunque lucen muy populares, pueden terminar siendo muy ineficientes para el fisco como lo son el descuento del ICA del 100% a partir del 2022, la devolución de los tres días sin IVA y las exenciones sectoriales.
Y es en este último punto en donde el gobierno en su afán de beneficiar a los empresarios, cree que esta exención potenciara la inversión y el crecimiento de la economía, especialmente la naranja y las llamadas “mega inversiones”, algo que de seguro no tiene seguridad alguna.
La situación política de la nación que esta alterada por el descontento generalizado del pueblo y la baja imagen que tiene la administración Duque, es otro de los factores que hay que tener en cuenta para no estar muy confiado en que estas exenciones de los resultados esperados.
Ahora, muy acertadamente el ex ministro de hacienda Cárdenas dijo que, “cualquier beneficio tributario que comienza con la aprobación de un proyecto empresarial por un ministerio termina mal. Además de la inequidad que genera, es un caldo de cultivo de la corrupción”.
Y más corrupción en un país cuyo mayor problema es este flagelo nos acabaría de hundir.
Pero si bien la reforma se aprobó y solo espera la sanción por parte del presidente, su camino no lo tiene fácil pues ya se anuncian que se interpondrán demandas en contra de las mismas por tener vicios en su aprobación.
Por ejemplo, una de las seguras demandas será por el vicio de no haber conciliado textos entre el Senado y la Cámara, algo que no es raro pues durante este gobierno por su afán de aprobar las leyes, siempre impera el afán y el desorden.
Lo único cierto de todo esto es que muy a las 4 y 50 de la mañana, cuando muchos de los colombianos dormían, el gobierno “nos enterró” su Ley de financiamiento que benéfica a los ricos y empobrece más a los pobres.
Otro engaño más de este desgobierno, después preguntan porque la gente sigue marchando.