Por Joseph Roenes Galvis
Continúa la polémica en el país por cuenta del decreto de aumento salarial de los congresistas para este 2020 fijado en 5,1%, que fue expedido por el Gobierno en los últimos días. Pero como todas las discusiones del país, o terminan siendo una arenga política, sin sustento, o es un canto a la sirena.
No se necesitan más discursos, más arengas, más politización, se necesitan acciones, el compromiso de una transformación profunda en el país, empezando por el sistema político, y vaya que hay un desangre en el mismo aparato.
No estoy de acuerdo con la disminución del salario de los congresistas, pero sí con las propuestas de reducción del Congreso, y de forma drástica. Un Senado que debería ser conformado por uno o dos escaños por circunscripción territorial, igual la Cámara, un número máximo de tres curules a los mayores territorios, y en igual proporción, escaños a las etnias y para mantener el compromiso del acuerdo de paz.
Pero la cosa no debería parar ahí, porque pregunto ¿para que realmente sirve las asambleas?, una corporación que está demás, cuando las mismas funciones la pueden asumir delegados directivos de los Concejos municipales, en un número proporcional a la población del municipio, lo que permitiría mayor presencia de los territorios en las discusiones y ejecución de la Gobernación, lo que no ocurre hoy día.
Igual con los Concejos, que tal 17 curules para un municipio como Magangué, cuando solo aportan tres o cuatro concejales máximo, los demás un relleno politiquero, y una boca más que alimentar en la baratija de un presupuesto municipal, creo que 7 concejales sería suficiente, realmente el debate del pueblo ya no pasa por estos recintos, no son protagonistas en ningún tipo de desarrollo municipal, estoy convencido que las corporaciones podrían subsistir con un número entre los 7 y 14 concejales acorde a la población.
Pero si esto cambiara, también debería transformarse los periodos de estos servidores públicos, imposible entender como una persona puede durar 12 años o más de tres periodos en función, algunos lo aprovechan, pero la mayoría solo es para “peluchar” del gobierno de turno, aún creo que es razonable ese tiempo para que pueda aportar lo que quieren en beneficio de sus comunidades, entendiendo el sentir de la participación y representación de un verdadero gobierno democrático.
Lo otro que necesitamos, es que el servidor publico asuma su responsabilidad política de sus actos, y esto debería ser una sanción ejemplarizante para demostrar que quienes deciden lo público, están sometido al rigor de ser ejemplos a los ciudadanos, por ello, aquellos actos de responsabilidad disciplinaria, como es la corrupción demostrada, deberían perder toda injerencia política y hasta la familia en un cuarto grado de consanguineidad. Son ellos los culpables que se pierda ese derecho, por el engaño a que ha sometido al sufragante que creyó en esa persona.
Pero escribir y soñar no cuesta nada, por eso lo planteo aquí, porque se que no va a pasar nada, como tampoco ha pasado con las veces en que se ha intentado, o disminuir los salarios o reducir del Congreso.
El país está saturado de la politización y las peleas de casi iguales que no llevan a nada, la transformación necesita un dialogo razonable de posiciones bajo un liderazgo constructivo, ¿Quiénes son los actores?, he aquí el meollo del asunto, caímos en el viejo juego de las arengas y las mentiras para llegar al poder, como lo más importante; cuando miremos que hay solución, que hay salidas, que hay alternativas, nos daremos cuenta que tan mal escrita esta nuestra historia hasta ahora.