La Cuarta Via

Ojo, que no le metan el bocachico argentino por el nuestro, esta es la situación de esta especie que nos representa  

En la Cuarta Vía

El bocachico es quizás el pescado que mayor se apetece en esta parte de Colombia y ahora que se acerca la semana santa hay facilidad de comerlo, pero aún se describe como una especie en alto grado de amenaza debido a su constante pesca, así mismo sus hábitats están siendo contaminados, situación que acelera su posible desaparición.

La sobrepesca, métodos inadecuados de captura, contaminación, sedimentación por deforestación, introducción de especies exóticas y drenaje de cuerpos de agua o taponamiento de caños y quebradas lo han afectado.

Pero por estos días tiene alta demanda por eso también algunos comerciantes a nivel nacional han visto una oportunidad para reemplazarlo por otra especie que sería más barata y más abundante, el bocachico argentino.    

Algunos vendedores lo ofrecen como si fuera el bocachico colombiano, que es una especie diferente llamada Prochilodus magdalenae. El bocachico argentino es más grande y tiene el cuerpo más alargado que el colombiano.

Nuestro bocachico, por su parte, es un pez de agua dulce y de clima tropical. Vive en ciénagas y ríos preferencialmente en tributarios laterales. Es originario de la cuenca del rio Magdalena y se encuentra principalmente en el fondo de este.

Los machos miden al menos 30 cm, pero pueden llegar alcanzar los 50 cm de longitud total​. A diferencia del sábalo, que es el bocachico argentino, el cuerpo es de color plateado uniforme; las aletas tienen matices rojos o amarillos y sus escamas son rugosas al tacto.

El sábalo es un tipo de pez que llega a medir hasta 60 cm y pesar más de 6 kg. Además, tiene el cuerpo largo y comprimido, gris-verdoso (aclarado en el vientre), con escamas amarillentas. Es la especie más abundante de la cuenca del Plata, llegando a constituir más de 60% de la biomasa de peces de la misma.

Desde el 2000 lo están vendiendo en nuestras plazas

Desde el 2000, los consumidores colombianos empezaron a ver en los establecimientos de venta de pescado, bocachicos de tamaño grande, que les hicieron recordar las historias que contaban los abuelos acerca de las supersubiendas de esta especie en el río Magdalena.

Hoy, el país importa alrededor de 4.000 toneladas anuales de bocachico argentino, el cual se vende al mismo precio del nacional, es decir, 2.500 pesos la libra. La mayor demanda se registra en la temporada de Semana Santa, época en que el país consume unas 2.500 toneladas.

Cada bocachico importado pesa al menos dos libras y no mide menos de 35 centímetros de largo, ya que esas son las tallas mínimas permitidas por las autoridades de Argentina.

Actualmente, en Colombia hay unos diez importadores codificados de bocachico argentino que abastecen el mercado nacional.

Magangué que dice ser la capital del bocachico, también ha sufrido la decadencia de la actividad pesquera, sobreexplotación de la especie, pudiera ser un municipio proyectar de mejor forma una política de apoyo a recuperar su crianza, en otras latitudes se esta haciendo.   

Una investigación que busca salvar al bocachico colombiano

Frente a la crítica situación del bocachico colombiano, desde 2018 un grupo de científicos colombianos, uruguayos y chinos comenzó a estudiar el bocachico, la especie de pescado más consumida en Colombia, con el fin de proteger y conservar el uso sostenible de los recursos pesqueros nativos del Magdalena Medio.

El pez se llevó a los estanques de la piscícola San Silvestre, en Barrancabermeja (Santander), mientras se esperaba su adaptación en cautiverio para hacer allí los análisis en diferentes laboratorios tanto nacionales como internacionales. Estos finalmente revelaron que el bocachico tiene 23 pares de genoma, al igual que el ser humano, pero los diferencia que esta especie cuenta con alrededor de 1.200 millones de nucleótidos y el humano, 3.000 millones.

“Con el genoma ensamblado y anotado será posible estudiar con mayor resolución el desarrollo y comportamiento del pez frente a alteraciones ambientales e identificar características genéticas de interés para la reproducción y producción, con lo cual se pueden desarrollar mejores alternativas de solución a la crisis de nuestros recursos ícticos y pesqueros. Servirá incluso para el ensamblaje de genomas de otras especies, ya que este es el primer genoma ensamblado para el género Prochilodus y para toda la familia Prochilodontidae”, precisó el experto.

La investigación se sustentó en siete puntos claves:

Es una especie endémica de Colombia, presente en las cuencas de los ríos Magdalena, Cauca, Sinú y Atrato.

Es un pez emblemático que ocupa el primer lugar en las pesquerías continentales de Colombia, con un alto impacto en la seguridad alimentaria y generación de ingresos para las comunidades ribereñas.

Goza de gran aceptación en el mercado, buena adaptación al cautiverio y resistencia a la manipulación.

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Se ha visto afectado por la sobrepesca, el uso de artes de pesca como el liso o trasmallo, la contaminación y por la degradación ambiental de los ríos y ciénagas que conforman su hábitat.

El bocachico fue clasificado como vulnerable en el Libro rojo de peces dulceacuícolas de Colombia.

Es una especie para la cual hay reducida información genética y genómica clave para iniciativas de conservación y repoblamiento.

Es la especie más usada en repoblamientos de la cuenca del río Magdalena.

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