La Cuarta Via

¿Por qué el tema de la corrupción no le interesa al elector bolivarense?

En la Cuarta Vía

Por Nicolás Díaz Cueto

Se equivocan quienes contrario pretendieron priorizar el tema de la corrupción como su bandera electoral, aunque falta días para conocer los resultados definitivos, hasta hora las encuestas y consultas hechas, demuestran una sola cosa, en el departamento de Bolívar va a imperar la elección de los representantes de la política tradicional, y en unos casos representantes de la corrupción.

Lo que pasará en Cartagena, tanto Gobernación o alcaldía es la muestra sensata que el tema de la corrupción no es el tema de prioridad para el elector bolivarense; a estos se suma alcaldías como la de Magangué, donde se va a elegir también un representante de los clanes que tradicionalmente han ostentando el poder. La pregunta es ¿Por qué?, ¿Qué pasa?, si todos sabemos el daño que produce la corrupción en nuestras sociedades, de las denuncias, de los escándalos mostrados a nivel nacional, si es el tema del que todo el mundo habla, si la lucha ciudadana es contra esto, ¿Por qué entonces no se refleja en la decisión del constituyente primario?

Mis amigos, la política electoral, tienen unos códigos que a veces no comprendemos, porque no tenemos la suficiente visión para mirar un conjunto de factores y solo nos limitamos a lo que “yo creo”, una lectura simplista de las cosas, pero como todo en la vida se requiere un análisis ponderado de factores para entender la decisión del voto de las masas.

El tema de la corrupción y la participación electoral ha tenido muchos estudios de reconocidas universidades, y tiene que ver con cultura y educación política y comportamiento electoral de los ciudadanos. Y casi todos sugieren que la probabilidad de votar tiene una relación negativa con el grado de percepción de la corrupción.

Es decir, la interpretación de asumir la corrupción como fundamento de un voto es más proclive para aumentar la abstención que para votar contra los candidatos que representan la corrupción, en otras palabras, se interpreta que si el ciudadano asume la corrupción como factor fundamental para su decisión, entonces ese ciudadano tendría dos opciones, ¿vota por un candidato que sea anticorrupción?, otro problema, debe existir un voto por la personificación de ese candidato, y aquí los candidatos alternativos a lo sumo no representa ese valor por diversos factores, que ahora no detallo; y dos, “como de todas formas la política es corrupta…me quedo en casa”.

Entonces, para gran parte de la masa no abstencionista, si no hay el criterio de la personificación de ese voto, entonces la decisión del voto es más volátil, y aquí juega la decisión implícita al concepto de la seguridad, que Maslow define como el segundo elemento más importante de la conducta humana (después de los fisiológicos), y tiene que ver con aquellos que me generen seguridad en la vida, así sea económico, de interés, de estar con el ganador (ahí entra el marketing), de empleo, de salud, familia, físico, etc.

El tema de la corrupción pasa a un segundo plano, el primero sería la seguridad, que acabo de explicar, y dependiendo de la educación política de la masa así es su comportamiento electoral; para algunos será la seguridad de tener un empleo, de estar al lado de los ganadores, o simplemente de recibir una prebenda económica.

Después del resultado electoral, llegarán con el cuento que “el pueblo elige los gobernantes que se merece”; pero la pregunta que hay que hacerse para evaluar esto es ¿este pueblo está educado políticamente para tener el comportamiento electoral que creo debe tener?, la respuesta es no, si el debate lo asumimos como respuesta espontanea a una carrera electoral, llegará un decisión volátil para sentirse “seguro”; y la respuesta es sí, si lo asumimos como un proceso de identidad, reconocimiento, liderazgo y determinación, si logramos personificar el voto; creo, que está vez la condiciones electorales están dadas para que el comportamiento electoral de la gente sea espontaneo, ¡claro, que eso es un peligro!, pero el pueblo no tiene la culpa.     

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