La Cuarta Via

¿Qué esperamos los magangueleños de los próximos dirigentes del municipio?

En la Cuarta Vía

A escasos tres (3) meses de los comicios electorales del 2019, los Magangueleños mantienen sus esperanzas en que el próximo mandatario impulse a la ciudad hacia mejores condiciones desde todas las ópticas posibles. Sea el candidato de la administración, el de familias tradicionales o el de los independientes, todos coincidimos que Magangué merece una mejor suerte y que permita renacer de las cenizas del pasado. Las expectativas son múltiples y las necesidades insatisfechas numerosas que no ceden a pesar del paso del tiempo y de administraciones poco visibles y hasta nefastas.

Llegó la hora de escoger bien, no por dádivas sino por las mejores propuestas realizables que le permitan al municipio crecer y digo crecer en planeación, gestión de proyectos estructurales, que permitan acceder a recursos de inversión para atender las necesidades en servicios públicos (acueducto, alcantarillado y aseo), medio ambiente, reactivación del campo, acceso a la tierra de pequeños campesinos y pescadores, vías urbanas y rurales, etc., de tal forma que Magangué se convierta verdaderamente en la capital del Sur de Bolívar de que muchos han hablado.

Pretender llevar a Magangué a una posición de importancia regional, nacional e internacional sin planificación de vanguardia, sin contar con un derrotero hacia el desarrollo, es como querer volar sin alas. El comportamiento histórico de las administraciones municipales demuestra que cada alcalde y su equipo elaboran e intentan implementar su Plan de Desarrollo de manera pobre, aislada y caprichosa que en nada ha repercutido en el bienestar  de propios y visitantes. Planeaciones a media tan solo para cumplir con requisitos de ley, carentes de fundamentos teóricos, prácticos, lógicos, financieros, etc., por no dejar, hacen que la administración territorial no sea más que ejercicio de improvisación permanente.

La Ley 388 de 1997 (Ordenamiento Territorial Distrital y Municipal), la 1454 de 2011 (Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial – LOOT) y de demás normas que abordan el Ordenamiento Territorial Municipal en Colombia buscan planificar, ordenar y reglamentar el territorio para el corto (4 años), mediano (8 años) y largo plazo (12 años) de manera articulada y coherente con las herramientas de planificación de municipios vecinos, de los niveles regional y nacional, de tal forma que se le propicie condiciones al municipio para avanzar hacia un desarrollo sostenible mediante la integración de las dimensiones: ambiental, funcionamiento urbano-rural-regional, social, económico, y político-administrativo. Téngase en cuenta que los procesos de planificación son dinámicos y como tal deben ser objeto de revisión periódica y ajustes en la búsqueda del desarrollo alcanzable deseado.

En Magangué es muy notorio la falta o escasez histórica en materia de planeación y a pesar del desarrollo normativo en la materia, el municipio no cuenta o no se han implementado las herramientas de planificación que en otros territorios vienen mostrando buenos resultados. Querer ordenar el territorio sin fundamentos fuertes y concretos en todas las dimensiones que ello implica, no ha permitido un avance significativo y notorio en el territorio. De igual forma elaborar documentos sin surtir seriamente procesos de  concertación con los distintos actores del territorio y/o sus representantes, invalidan de entrada el ejercicio de planificación.

Es inaudito que cada cuatro (4) años la planeación del municipio inicie con un Plan de Desarrollo Municipal de espaldas al Plan de Ordenamiento Territorial, que no lo conozco como tampoco sé si surtió el trámite de rigor o si se encuentra vigente, lo que si es cierto, es que el desarrollo de Magangué de seguir como va, como lo ha sido históricamente en materia de planeación, no nos llevará, como dice un dicho popular, a ningún Pereira.

Más allá del incumplimiento constitucional y legal, en materia de planeación territorial, Magangué se ve afectada dramáticamente por lo que el desarrollo buscado se hace a ciegas y con las manos atadas. A ciegas porque no se aborda el ejercicio de planeación con la seriedad y responsabilidad del caso, por lo que no existe en la práctica soporte o derrotero alguno que nos señale hacia dónde queremos ir de conformidad con las potencialidades geo-ambientales del territorio. Y manos atadas porque ante la ausencia de una verdadera herramienta de planificación territorial las inversiones que se hagan no surtirán los efectos positivos máximos que se pudiesen lograr si se contara e implementara la herramienta de planificación idónea y adecuadamente concebida.

Querer, con la boca, llevar a Magangué a una posición de importancia cercana a las históricas y aún más allá, sin adelantar procesos y gestiones serias en materia de planeación territorial, implica un desgaste de toda índole, lo cual se refleja en las intervenciones populistas, desordenadas y caprichosas del territorio que en nada ayudan a nuestro municipio. De esto existen muchos ejemplos significativos, como son acometer obras urbanas de tratamiento superficial del suelo sin haber construido redes de acueducto, alcantarillado y gas, previamente. Pero como si fuese poco, obras lineales que no dan continuidad que permitan mejorar en materia de movilidad que redunden en la seguridad ciudadana, se constituyen en sí mismas en una colcha de retazos, que si bien aprueban ciertos sectores de la población no es menos cierto que la ejecución de dichas obras no implican desarrollo para la ciudad y el municipio, a pesar de haber invertido una gran cantidad significativa de recursos. El llamado es a una planeación seria que garantice que las inversiones se hagan de manera óptima y se manifieste en un mejoramiento integral de la ciudad para el disfrute de nuestros ciudadanos.

En el marco de la planificación del territorio hay un tema que parece nunca atenderse de manera rigurosa y es el tema de riesgo. Hay que entender que los temas asociados con amenaza, vulnerabilidad y riesgo son imprescindibles en materia de planeación y que poco o nada hemos hecho para el conocimiento, divulgación y atención del riesgo. Recuerdo que hubo o hay un inconveniente con el Plan Maestro de Alcantarillado de Magangué que data de hace más de cuatro (4) años, contratado por la gobernación de Bolívar durante la administración de Juan Carlos Gossaín, precisamente por las situaciones mencionadas, según publicaciones de los medios de comunicación, que son del resorte del ordenamiento territorial y especialmente por el tema de riesgo. El accionar del municipio en materia de riesgo históricamente se limita a salir a atender a los afectados frecuentemente por inundaciones y otros eventos, sin proponer y avanzar en soluciones estructurales que definitivamente deben atenderse desde la planeación territorial, obviamente articulada con las instituciones del nivel departamental, regional y nacional.

Invito a los candidatos al primer cargo municipal y departamental, de manera muy respetuosa, a examinar y tomar mayor interés en el tema de la planeación territorial para que podamos definir una hoja de ruta que guie a la administración municipal y venideras hacia el querer de los actores para avanzar en el mejoramiento integral, articulado y continuado del municipio hacia el anhelado desarrollo sostenible del nuestro territorio. Dentro de las herramientas de planeación se consideran de suma importancia: Plan de Ordenamiento Territorial – POT, Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos – PGIRS, Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos – PSMV, Plan de Gestión del Riesgo de Desastres – PGRD, de igual manera hay que atender de manera seria y oportuna la elaboración de la estratificación socioeconómica municipal.

Una vez planificado el territorio municipal de manera concienzuda y debidamente concertada con las comunidades, gremios, y autoridades, se deberá proceder a su implementación  a través de su plan de ejecución, ahora sí, a través de los distintos proyectos estructurales que han de propiciar el desarrollo y bienestar que las comunidades, actores locales, regionales, nacionales e internacionales demandan, para poder ser de verdad competitivos y poder avanzar de manera sostenible.

“La suerte de una ciudad depende de tres factores claves: Planeación territorial, consenso con las entidades territoriales de orden superior y participación ciudadana” (Foro Mundial de Ciudades, Colombia, 2014).

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