Lo primero que tengo que decirles, es que no estoy aspirando a ningún cargo público, ni me interesa la política, estas notas no son vitrina para ningún partido o dirigente, esto lo hago porque siento que hay escenarios donde uno puede hablar y opinar, he encontrado en La Cuarta Vía, y de pronto algún lector le interese el tema.
Quiero que esta columna, que siento una oportunidad, pueda llevarles algunas reflexiones, en algunos casos estarán de acuerdo conmigo, espero que pocas y en otras podemos estar en desacuerdo, si eso ocurriese pues no me insulten en redes sociales, solo comenten con sus criterios y hasta amigos podemos ser, porque de eso se trata debatir, sentar posiciones con respeto, entiendo que no puedo tener la verdad absoluta de las cosas, pero si opiniones que quiero compartir.
Desde hace mucho tiempo he querido escribir una carta publica a los jóvenes de Magangué, desde estudiantes hasta profesionales, pasando por motaxistas y esquineros, esos hombres y mujeres que tienen más de media vida por vivir, y muchas preguntas sin resolver.
Acaba el Papa Francisco en Panamá decirnos, porque me considero joven aun, que nosotros no somos el futuro sino el presente, somos los llamados a realizar una gran bulla, los que pueden posibilitar la transformación social de los pueblos, y claro que sí, pero pregunto, ¿y donde están los jóvenes en Magangué?
Podríamos hacer todo un análisis situacional de los jóvenes en esta tierra, que comprende temas de empleo, económico, cultural, familiar, de todo, pero eso no es lo importante, lo impórtate es que podamos entender que el sector de la juventud debe sentirse con la misma fuerza que tenemos por dentro, porque hoy no se siente, nosotros no nos hacemos sentir en Magangué.
Hay que generar más espacios para hablar, proponer, actuar en todas las esferas, no esperar que nos solucionen, es proponer soluciones, desde los colegios hacer el bullicio y salir a las calles con una propuesta creativa, de innovación y presentarnos a la comunidad, porque siento que en los colegios empiezan a marchitarse muchos de esos sueños juveniles, cuando hay rectores y docentes que solo les interesa la huelga del salario retrasado.
Pues propongamos realizar foros, festivales, acciones juveniles desde las mismas instituciones educativas; propongamos realizar asociaciones, grupos para hacer arte y cultura, deporte, proyectos cívicos desde los barrios; propongamos participar activamente para recuperar nuestro medio ambiente, diálogos y espacios verdes desde las comunas; mostremos que somos capaces de participar, digámosle a los encargados de las organizaciones aquí estamos y queremos ser el presente para empezar el camino transformador hacia el futuro.
Por Nicolás Díaz Cueto